(English below)
Pocas veces un accidente pudo haber sido más afortunado. Resignados por la decisión de los políticos de cerrar todos los parques nacionales y cuando ya habíamos perdido toda esperanza de que la cordura volviera a la tierra, decidimos que era hora de pasar página. Era otro día de vientos feroces que tanto nos han frecuentado este otoño. La carretera, en la milla 13, se estrechaba y la gravilla abundaba en su escaso arcén. Una ligera bajada y una ráfaga de viento lanzada por el enemigo hicieron el resto. Aitor caía al suelo y su cuerpo, alforja trasera y bicicleta resultaban dañados. Afortunadamente ningún daño fue grave pero nos obligó a reposar y lamernos las heridas. Dicha caída nos hizo volver a Moab donde nuestros amigos Judy y Marty nos recibían en su motorhome con los brazos abiertos. En la desgracia fuimos muy afortunados, como casi siempre suele ocurrir. Pero lo mejor estaba por llegar. Durante estos días que tuvimos que estar parados en Moab, el gobierno de Utah decidía reabrir los parques y Judy y Marty nos ofrecían visitarlos con ellos en su pick up. La suerte nos volvía a sonreir y pudimos disfrutar de lo mejor que ofrece Estados Unidos: sus parques nacionales.
Pocas veces un accidente pudo haber sido más afortunado. Resignados por la decisión de los políticos de cerrar todos los parques nacionales y cuando ya habíamos perdido toda esperanza de que la cordura volviera a la tierra, decidimos que era hora de pasar página. Era otro día de vientos feroces que tanto nos han frecuentado este otoño. La carretera, en la milla 13, se estrechaba y la gravilla abundaba en su escaso arcén. Una ligera bajada y una ráfaga de viento lanzada por el enemigo hicieron el resto. Aitor caía al suelo y su cuerpo, alforja trasera y bicicleta resultaban dañados. Afortunadamente ningún daño fue grave pero nos obligó a reposar y lamernos las heridas. Dicha caída nos hizo volver a Moab donde nuestros amigos Judy y Marty nos recibían en su motorhome con los brazos abiertos. En la desgracia fuimos muy afortunados, como casi siempre suele ocurrir. Pero lo mejor estaba por llegar. Durante estos días que tuvimos que estar parados en Moab, el gobierno de Utah decidía reabrir los parques y Judy y Marty nos ofrecían visitarlos con ellos en su pick up. La suerte nos volvía a sonreir y pudimos disfrutar de lo mejor que ofrece Estados Unidos: sus parques nacionales.